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Yolanda Correa y Joël Carreño, primeros bailarines del Ballet Nacional de Cuba
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13 de marzo
2010 : Entrevista a Yolanda Correa & Joël Carreño
Hasta
el próximo 1 de septiembre, los bailarines Yolanda Correa y
Joël Carreño, «primeros bailarines» del Ballet
Nacional de Cuba, bailan en calidad de «solistas invitados»
en la Compañía de Víctor Ullate, de Madrid.
Un deseo común por descubrir y aprender, caracteriza a Yolanda Correa
y Joël Carreño, bailarines que garantizan la
reputación del Ballet de Cuba en la escena internacional y que
no obstante conocemos muy poco. Se nos presentó la
ocasión de poder coincidir con ellos y disponibles, generosos y
muy simpáticos, aceptaron dedicar a Dansomanie su tiempo,
un tiempo que consagran esencialmente a la danza.
Presentaciones
¿Pueden presentarse para los lectores del foro de Dansomanie?
Yolanda Correa :
Pues desde muy pequeña comencé en la gimnasia, hasta que
un bailarín y coreógrafo llamado Rafael del Prado
habló con mis padres sobre mis aptitudes para estudiar ballet.
Ellos, sin dudarlo, me llevaron a la escuela de arte de Holguín,
ciudad en la que nací, para una audición y allí
empecé mis primeros cinco años de carrera.
Después, en 1997, entré en la escuela nacional de ballet,
en la Habana.
He tenido grandes maestras que han sido muy importantes para mí.
Ellas son: Mirtha Hermida e Iliana Balmoris, maestras de la Escuela
Nacional de Ballet donde pasé los tres últimos
años de estudiante. Me dieron una gran formación, la
mejor que podía tener. Gran parte de lo que soy hoy, ha sido
gracias a ellas. La maestra Josefina Méndez con quien
trabajé también muchísimo, fue vital en mi
carrera, casi todo lo que sé, lo aprendí de ella. Era
fascinante tenerla como repetidora, especialmente para los personajes
de mucha interpretación. También he trabajado con Loipa
Araujo, su sabiduria es increíble, con Svetlana Ballester y
otras, son maestras que respeto y además quiero mucho, todo lo
que me han enseñado lo llevo como un gran tesoro.
Joël Carreño :
Yo pertenezco a una familia de bailarines, así que creo que lo
llevo en la sangre. Empecé pues mis estudios en la Escuela
provincial de Ballet «Alejo Carpentier», en La Habana.
Después entré en la Escuela Nacional de Ballet. En 1998,
teniendo ya mi diploma en el bolsillo, entré en el Ballet
Nacional de Cuba, bajo la dirección de Alicia Alonso. Mi familia
ha sido clave en mi vida artística. En primer lugar mis maestros
y cada una de las personas que me aportaron importantes detalles para
lograr llegar a ser lo que soy hoy en día.
¿Cual fue su primer rol como principal?
Y. C. : Mi primer rol como principal fue Swanilda en Coppelia, ¡lo estrené cumpliendo mis 20 años!
J. C. : Mi primer rol como principal fue el de Sigfried en el Lago de los Cisnes.
Para UDS, ¿cuales son las «responsabilidades» de un(a) primer(a) bailarin(a) del Ballet Nacional de Cuba?
J. C.:
La responsabilidad es bastante grande, pues muchas veces el peso de la
obra que se está bailando recae en tu persona, además de
representar a la escuela que te formó y a la
compañía que te llevó a madurar como artista.
Y. C. :
Cuando se es primera bailarina, se tiene una gran responsabilidad en el
escenario. Debes demostrar ante el público que te está
viendo bailar como principal, que has merecido esta categoría,
que tienes el nivel para ese papel. Eres un ejemplo ante los
demás bailarines, también internacionalmente… Cada
vez que bailamos en alguna Gala lo damos todo, es el momento en el que
mostramos nuestra imagen al mundo, así que debemos hacerlo bien.
La escuela cubana y el público de la Habana
¿Pueden hablarnos, definirnos, el «estilo cubano», la escuela cubana, esta escuela que UDS representan?
Y. C. :
La escuela cubana de ballet, especialmente en los años en que se
fundó, tuvo como referencia el estilo de otras escuelas como la
rusa, la francesa y la italiana, obteniendo lo mejor de cada una de
ellas, hasta alcanzar nuestro propio estilo. Es una de las
mejores del mundo, poseedora de una técnica muy fuerte, en la
que se destacan los grandes saltos y los giros… cosas que
caracterizan mucho a los bailarines cubanos. Ahora, si tuviera que
decir algo sobre «el estilo cubano» creo que es el de bailar con el corazón.
J. C. : Nosotros,
sobre todas las cosas, amamos esta carrera y creo que nos ayuda mucho
el hecho de ser caribeños y que realmente disfrutamos con lo que
hacemos. Nuestra escuela resalta el papel masculino en la danza, la
relación de pareja a la hora de hacer un «pas de deux»,
la frescura de la mujer. Al final, se puede decir que la escuela cubana
ha logrado integrar todos estos elementos y todo lo que caracteriza y
representa al pueblo cubano, ya sean sus influencias hispánicas
o las afro-americanas que han marcado la historia del pueblo cubano.
Y. C. : Pues sí, especialmente en muchas
coreografías hechas por coreógrafos cubanos, como Alberto
Méndez. En muchas aparecen sobre todo nuestras raíces
africanas, nuestro folklore.
¿Cual fue la influencia de la escuela rusa sobre la escuela cubana?
Y. C. : Pienso
que es la escuela que más influyó en nosotros.
Desde hace varios años, ha habido un gran intercambio de
bailarines y maestros entre Cuba y Rusia, gran parte de nuestra
enseñanza se basó en los conocimientos de la escuela
rusa, que posee también una técnica muy fuerte y un
estilo muy temperamental.
J. C. : Creo que la escuela rusa tuvo tanta influencia
como también la tuvieron la escuela italiana o la francesa.
Nuestra escuela logró tener su estilo propio a lo largo de los
años y esto ha quedado demostrado en cada una de las
generaciones de bailarines que se han conocido alrededor del mundo.
Además,
¿pueden, por favor, hablarnos del público cubano? Me
parece un público muy entusiasta. Un público que se deja
llevar para expresar su entusiasmo, su admiración hacia los
bailarines. Recuerdo también, durante la función del Lago de los Cisnes,
en la Habana, al público haciendo palmas al ritmo de la
música de Tchaïkovsky. Nunca he visto nada igual en el
Palais Garnier…. Asimismo, me gustaría saber si el
público, al juzgar a un bailarín, lo hace
básicamente por su capacidad técnica.
J. C. : Nuestro
público es muy especial, tanto por lo que disfrutan de una
función de ballet, como por la admiración que sienten
hacia sus artistas. Es un público con mucha cultura de ballet,
pero que a veces peca de querer ver sobre todo mucha técnica,
aunque nunca dejan de sensibilizarse con la obra que se representa y
también con el bailarín.
Y. C. : El
público cubano lleva muchos años viendo ballet. Ha
seguido los pasos del Ballet Nacional desde sus inicios. Tuvo el placer
y la fortuna de ver bailar a Alicia y a todas las grandes del ballet
cubano y del mundo. Es un público que exige lo mejor de ti,
cuando juzga a un bailarín lo hace integralmente, no solo por la
técnica, el virtuosismo, o si hace bien los pasos.
También te juzga a nivel artístico. Es un público
que percibe si le entregas tu alma cuando estás en escena. Nunca
deja de aplaudir, es verdad. Se trata, para mí, de un
público fascinante y lo que siento al bailar frente a él
es increíble.
Diana y Acteon
Nuevas elecciones artísticas
Ustedes
son bailarines clásicos y sin embargo ahora mismo no dudan en
arriesgarse artísticamente, en explorar distintas vías de
las que les han sido enseñadas hasta ahora. Por ejemplo, han
bailado en el festival de St Prex (Suiza) un paso a dos creación
del coreógrafo Igor Piocano. Fue todo un acontecimiento y tuvo
mucho éxito y ahora, durante una temporada, prosiguen su carrera
con Víctor Ullate, en Madrid. ¿A qué es debido?
¿Pueden explicarnos esta necesidad de evolucionar hacia nuevas
exigencias, nuevos lenguajes coreográficos?
Y. C. :
Como bailarina siento que necesito hacer cosas diferentes, mas
neoclásicas y contemporáneas. Creo que es muy importante,
hace que domines mejor tu cuerpo, te enriquece como artista…
Pero mas que la necesidad que siento como profesional de querer bailar
estos estilos, es el deseo. Siempre me ha gustado mucho
especialmente el contemporáneo, es una maravilla lo que se
siente, en realidad me encantaría poder hacer muchas mas cosas
así. El trabajo es bien duro y lograr esta especie de movimiento
es de lo más difícil que hasta ahora he hecho fuera del
clásico.
J. C. : En estos momentos sentimos la necesidad de conocer
y experimentar cosas nuevas, estilos de baile diferentes y de ampliar
nuestro vocabulario y experiencia como bailarines y artistas.
¿Piensan
que este «nuevo trabajo», este nuevo lenguaje
coreográfico, permite enriquecer, alimentar los
papeles del ballet clásico para cuando los vuelvan a bailar o
para UDS son dos mundos muy diferentes?
Y. C. :
Todo lo contrario, una vez dominas varios estilos, el clásico se
hace mas fácil. Al menos eso he sentido las pocas veces que he
trabajado con otros coreógrafos, me he sentido mas libre al
volver a hacer un Lago o una Giselle.
J. C. : Por supuesto que nos ayudará a
enriquecer el ballet clásico a la hora de volverlo a
interpretar. El cuerpo asimila todo lo aprendido y al final se logra un
resultado mucho mas maduro.
¿Cómo
abordan la creación? ¿Participan aportando propuestas al
coreógrafo? ¿Qué relación se establece
entre Ustedes y él? ¿Qué es lo que les motiva en
esta experiencia?
Y. C. :
Lo que más me motiva es lo nuevo, aprender movimientos, formas
diferentes de baile y de expresión. En ese momento me gusta ser
objeto de experimento para el coreógrafo, tal vez podría
sugerir algo, pero prefiero que sea el coreógrafo quien busque y
cree conmigo.
J. C. : Por el momento tratamos de aprender todo lo que
podemos, pero a veces sí que aportamos alguna que otra idea a la
creación del coreógrafo.
Su
“bagaje” técnico ¿les permite abordar estas
creaciones de forma más ágil o, por el contrario,
tienen que olvidar que son bailarines clásicos con una
técnica, unas actitudes… para poder
«liberarse» de esta herencia y aceptar las propuestas del
coreógrafo?
Y. C.
:
Es verdad que al trabajar con nuevos estilos, adoptamos posturas
diferentes. Nuestro cuerpo comienza una búsqueda de nuevos
movimientos, lo cual es muy difícil partiendo de que somos
bailarines clásicos que además bailamos clásico la
mayor parte del tiempo, pero no lo dejamos a un lado. Creo que la
línea clásica además de prepararnos para hacer
otras cosas, da belleza al movimiento ya sea neoclásico o
contemporáneo.
J. C. : Todo lo aprendido nos ayuda a enfrentarnos a
nuevos retos con confianza y seguridad, pero también es cierto
que a veces nos toca dejar la técnica clásica a un lado,
para comprender y aprender nuevos conocimientos.
Esméralda
Otras preguntas
Hay
papeles, coreografías o algún ballet en especial que les
gustaría bailar? ¿cuales son?
Y. C. : ¡Si! sueño con la Julieta de Mc Milan y la Giselle de Mats Ek, con Manon, sueño con Petite Mort,
y ……….no sé, hay tantas……
¡hay tantos personajes a los que aspiro! Me encantaría
poder bailar piezas de Pina Bausch, su trabajo fue magnífico y
pienso que de ella se nutrieron muchos coreógrafos…
J. C. : Es verdad que nos gustaría poder continuar
aprendiendo nuevos estilos y formas de danza, probar todo aquello que
pueda enriquecernos... Nos encantaría poder trabajar con Mats
Ek, Kylian, Duato, etc., etc., Espero que podamos llegar a hacerlo.
Y. C. : ¡Quisiera trabajar con todos! Cada uno tiene
su propio estilo y aprenderlo sería lo mejor que me
podría pasar. Aunque debo decir que mis favoritos son Jiri
Kylian y Mats Ek…
¿Participarán en el XXIIavo festival internacional de ballet de la Habana en octubre/noviembre próximos?
Y. C. : Esperamos que sí.
J. C. : Nos encantaría poder hacerlo, como en cada
Festival, sobre todo para poder brindarle nuestro arte a nuestro
público. Pero antes, por el momento, estaremos por España
con la compañía de Víctor Ullate y de vez en
cuando estaremos presentes en galas internacionales.
En
verano de 2007, la gira del Ballet Nacional de Cuba y particularmente
en París, donde la compañía fue invitada al Grand
Palais en el marco de los «Etés de la danse» fue
todo un acontecimiento en Francia: ¿Qué recuerdos guardan
de esa gira? ¿les gusta?
J. C. :
Fue una experiencia inolvidable. Nos encantó
París… Deseamos que se pueda repetir en algún
momento…
Y. C. : París nos impactó
muchísimo… Creo que es la ciudad más bella del
mundo y bailar en el Grand Palais fue una gran experiencia. El
público también nos sorprendió con sus aplausos.
No pensé que reaccionarían de esa manera ¡fue lindo
estar allí! me gustaría muchísimo poder bailar
otra vez para ellos.
Yolanda Correa / Joël Carreño - Entrevista realizada por Loic Le Duc
Traducción por Carolina Masjuan
Entrevista realizada 13 de marzo 2010 - Yolanda Correa / Joël Carreño © 2010, Dansomanie
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